Estado activo, cultura productiva
La promoción de las industrias culturales y creativas pasa por corregir las fallas de mercado, no solo por reducir la “tramitología”.
El Ministerio de la Producción no incluyó a los bienes y servicios culturales en el Plan Nacional de Diversificación Productiva (PNDP) que fue aprobado el 2014 con el fin de “generar nuevos motores del crecimiento económico”. Sin embargo, este año reculó y el 14 de mayo instituyó la Mesa Creativa o Grupo de Trabajo Multisectorial que coordinará la agenda integral en materia de industrias culturales y creativas.
El Grupo está conformado por representantes de entidades públicas, los gremios privados y los diferentes sectores involucrados: las artes escénicas, artes visuales, música, publicidad, audiovisual, diseño, editorial, tecnologías de la información y la comunicación y asociaciones y fundaciones culturales.

el concepto de industrias creativas es poco preciso. suele abarcar tanto actividades culturales como funcionales. Fuente: web del Observatorio cultura y economía.
Es importante simplificarlos trámites para abrir librerías y centros culturales, importar temporalmente obras de arte, calificar como cultural un espectáculo público no deportivo o tributar la remuneración de artistas no domiciliados en el Perú. No obstante, la reducción de la “tramitología” está lejos de ser la fórmula principal para potenciar desde el sector público los mercados culturales y creativos.
De las fallas de Estado a las fallas de mercado
Antes que en ese tipo de fallas de Estado, la atención debería ponerse en las fallas de mercado que reducen la capacidad exportadora y productiva del sector. Entre ellas están la existencia de oligopolios, las restricciones para acceder a financiamiento, el límite del precio para dar cuenta de las externalidades positivas de la cultura y la ausencia de información perfecta o falta de educación artística.

¿Abuso de poder de dominio? en varias oportunidades los directores de películas de autor han denunciado tratos discriminatorios por parte de los exhibidores.
Frente a todas esas fallas, explicables por las particulares características económicas de los productos culturales y creativos, se requiere ampliar y mejorar la intervención pública, no reducirla. A diferencia de Brasil o Colombia, el Perú no posee un sistema de información capaz de generar evidencias sobre el comportamiento de los consumidores culturales o el impacto de la cultura en el producto bruto interno (PBI) y el empleo.
Tampoco existe un sistema de fondos concursables que permita ampliar la oferta creativa o incubar empresas culturales, tal como lo hace Chile con una inversión de más de US$60 millones anuales. Asimismo, los peruanos no reciben apoyo para movilizar sus creaciones en el exterior o para organizar festivales o ferias capaces de incentivar la circulación internacional de obras teatrales o musicales como sucede con el Mercado de Industrias Culturales Argentinas (MICA).

El sistema de fondos concursables chileno es uno de los más amplios de la región. Fuente; www.fondosdecultura.gob.cl
Frente a este escenario, los sistemas de información, financiamiento, promoción y regulación deberían protagonizar los debates de la llamada Mesa Creativa. Salvo en el evangelio de los liberales de manual, la intervención del Estado es necesaria para corregir las fallas de mercado y maximizar el bienestar social generado por la cultura.
* Artículo publicado originalmente en la versión impresa dee la revista PODER / Junio 2015.

Según una investigación de la PUCP, las industrias basadas en derechos de autor aportaron 2,6% al PBI del Perú en el 2009. Foto: Lima Cultura.